Realmente hace referencia a la rentabilidad anualizada, que indica el beneficio porcentual si el plazo de la inversión hubiese sido de un año. Sin embargo, no es la rentabilidad media, es decir, no se calcula como la totalidad de la rentabilidad dividida por el número de años; el cálculo es más complejo, y no se limita a dividir el beneficio por el número de años invertidos.
La razón es que la rentabilidad de un año no se suma a la del año anterior para obtener la total, sino que se multiplica (se aplica el interés compuesto ). A largo plazo, el resultado de nuestra inversión no es lineal, sino exponencial: el rendimiento de cada año incluye la rentabilidad generada los años previos.